El misterio de Dios, la poesía de Javier Sicilia
The Mystery of God, the Poetry of Javier Sicilia
María de los Ángeles Silvina Manzano Añorve
Universidad Autónoma de Guerrero, México
gelamanzano@hotmail.com
Resumen
A pesar de que el territorio Mexicano ha sido prolífero en lo que se refiere a la poesía religiosa, durante mucho tiempo la crítica no ha prestado la atención suficiente al estudio de la poesía con esta temática; sólo en fechas recientes se ha empezado a valorar a los poetas con inquietudes religiosas que han publicado en las últimas décadas en nuestro país, como es el caso de Concha Urquiza, Manuel Ponce, Enriqueta Ochoa, Elsa Cross, Sergio Mondragón y Javier Sicilia.
De allí la importancia de acercarnos a la obra de Javier Sicilia, poeta, novelista, ensayista que nace en la ciudad de México en 1956 y publica a partir de los años 70s.
Si bien es cierto que Sicilia pertenece a la generación nacida en la década de los 50s, en Tríptico en el desierto publicado en 2009 encontramos resonancias de los versos de T.S Eliot y de Rilke; pero también referencias de la biblia y de La divina comedia de Dante. En este texto y como en gran parte de su producción literaria hemos observado que su estilo ha estado influenciado por el Siglo de Oro español y principalmente por San Juan de la Cruz y Fray Luis de León.
A lo largo de todo el poemario se aprecia la recurrencia de las siguientes figuras retóricas: metáfora, prosopopeya, símil, símbolo y paradoja (entiéndase el uso de esta última como la expresión de un mundo que es en sí mismo una contradicción). Sabemos también que los símbolos y las paradojas son utilizadas con frecuencia por los poetas religiosos como recursos para nombrar lo inaprensible. Esta es una tradición que se remonta a los místicos españoles y que se sigue utilizando hoy en día en muchos de los poetas con temáticas religiosas.
Palabras clave: poesía, religión, mística, desierto, biblia.
Abstract
Even though Mexico has produced a prolific amount of religious poetry, for a long time critics did not pay sufficient attention to it. Just recently, critics started to appreciate the poets with religious concerns that published in the last decades. Examples of these poets are Concha Urquiza, Manuel Ponce, Enriqueta Ochoa, Elsa Cross, Sergio Mondragón and Javier Sicilia.
This is why our interest to study Javier Sicilia’s work. Sicilia is a poet, novelist and essayist. He was born in Mexico City in 1956. He started to publish in the seventies and his poetry shows an influence from the Spanish Golden Age and Biblical passages.
Sicilia has been dabbling in literary creation for more than thirty years. He has written poetry, screenplays, novel, essay and articles in newspapers. In 1993, he received the José Fuentes Mares award for his novel, El Bautista and in 2009,his work, Tríptico en el desierto received the Aguascaliente National Prize in Poetry 2009. This is one of the most important recognitions granted to Mexican poets.
Although Sicilia belongs to a generation who was born in the fifties, in his book of poems Triptico en el desierto, published in 2009, we find echoes of T.S. Elios and Rilke’s verses. We can also find references to the Bible and La divina comedia by Dante. Most of Sicilia’s literary works exhibit an influence from the Spanish Golden Age mainly from the works of San Juan de la Cruz and Fray Luis de Leon. As most of the poets with religious tendencies, he writes against the dictates of current fashion. This is why, although the rest of his generation utilizes free verse, he prefers traditional verse.
Key words: poetry, religion, mystical, desert, bible.
Resumo
Embora o território mexicano tem sido prolífico em relação à poesia religiosa, longos críticos não têm dado atenção suficiente para o estudo da poesia este assunto; só recentemente começou a valorizar os poetas com preocupações religiosas que foram publicados nas últimas décadas em nosso país, como é o caso da Concha Urquiza, Manuel Ponce, Enriqueta Ochoa, Elsa da Cruz, Sergio Mondragón e Javier Sicilia.
Daí a importância de abordar o trabalho de Javier Sicilia, poeta, romancista, ensaísta nascido na Cidade do México em 1956 e publicado a partir da década de 70.
Embora seja verdade que a Sicília pertence à geração nascida na década dos anos 50, no tríptico no deserto publicado em 2009, encontramos ressonâncias T.S versos e Rilke de Eliot; mas também faz referência à Bíblia e a Divina Comédia de Dante. Neste texto, como em grande parte da sua produção literária temos observado que seu estilo foi influenciado pela Idade de Ouro espanhola e, principalmente, João da Cruz e Fray Luis de León.
Ao longo de todo o livro de poemas recorrência das seguintes tropos visto: metáfora, personificação, metáfora, símbolo e Paradox (ou seja, o uso de este último como a expressão de um mundo que se uma contradição é). Sabemos também que os símbolos e paradoxos são muitas vezes utilizados pelos poetas religiosos como para nomear recursos inapreensíveis. Esta é uma tradição que remonta aos místicos espanhóis e ainda hoje é usado em muitos dos poetas com temas religiosos.
Palavras-chave: poesia, religião, místico, deserto, bíblia.
Fecha Recepción: Julio 2015 Fecha Aceptación: Diciembre 2015
Introducción
A pesar de que el territorio Mexicano ha sido prolífero en lo que se refiere a la poesía religiosa, durante mucho tiempo la crítica no ha prestado la atención suficiente al estudio de la poesía con esta temática, sólo en fechas recientes se ha empezado a valorar a los poetas con inquietudes religiosas que han publicado en las últimas décadas en nuestro país, como es el caso de Concha Urquiza, Manuel Ponce, Enriqueta Ochoa, Elsa Cross, Sergio Mondragón y Javier Sicilia.
De allí la importancia de acercarnos a la obra de Javier Sicilia, poeta, novelista, ensayista que nace en la ciudad de México en 1956 y publica a partir de los años 70s. En su poesía encontramos influencias del Siglo de Oro español, y de lecturas de la biblia.
Sicilia cuenta con una larga trayectoria literaria de más de 30 años ha incursionado en la poesía, guion cinematográfico, novela, ensayo y en periodismo colaborando con medios impresos como la Jornada y Proceso. Ha sido también profesor de literatura y director de las revistas Ixtus y Conspiratio.
En 1990 fue galardonado, junto con Jorge González de León, al mejor argumento original por la película Goitia, un dios para sí mismo; en 1993 el Premio José Fuentes Mares por su novela El Bautista y en 2009 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes por su Tríptico en el desierto.
Ha publicado más de media docena de libros de poesía: Permanencia en los puertos (1982), La presencia desierta (1985), Oro (1990), Trinidad (1992), Vigilias (1994), Resurrección (1995), Pascua (2000), Lectio (2004), Tríptico del Desierto (2009); las siguientes novelas: El bautista (1991), El reflejo de lo oscuro (1998), Viajeros en la noche (1999), A través del silencio (2002), La confesión (2008), El fondo de la noche (2012). También ha incursionado en el ensayo: Cariátide a destiempo y otros escombros (1980), Poesía y espíritu (1998); así como las biografías: Concepción Cabrera de Armida, la amante de Cristo (2001), Félix de Jesús Rougier, la seducción de la Virgen (2007). Y algunos artículos periodísticos como analista político: La voz y las sombras (artículos de Proceso) (2009), Estamos hasta la madre (artículos de Proceso) (2011).
Tríptico en el desierto fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2009, una de las distinciones más importantes otorgada a los poetas en México, y es precisamente en este texto donde centraremos nuestra atención.
Si bien es cierto que Sicilia pertenece a la generación nacida en la década de los 50s, en este poemario publicado en 2009 encontramos resonancias de los versos de T.S Eliot y de Rilke; pero también referencias de la biblia y de La divina comedia de Dante. En este texto y como en gran parte de su producción literaria hemos observado que su estilo ha estado influenciado por el Siglo de Oro español y principalmente por San Juan de la Cruz y Fray Luis de León. Sicilia como muchos poetas con inclinaciones religiosas escribe a contracorriente de los dictados de los temas y estilos de moda, así observamos que aun cuando el resto de su generación utiliza el verso libre, este se aferra al verso tradicional.
La palabra “tríptico” anuncia que se tratará de un poemario que contiene tres partes, en este caso, el número tres es importante, puesto que representa a la Santísima Trinidad que es un símbolo significativo de este poeta cristiano.
A lo largo de todo el poemario se aprecia la recurrencia de las siguientes figuras retóricas: metáfora, prosopopeya, símil, símbolo y paradoja (entiéndase el uso de esta última como la expresión de un mundo que es en sí mismo una contradicción). Sabemos también que los símbolos y las paradojas son utilizadas con frecuencia por los poetas religiosos como recursos para nombrar lo inaprensible, esta es una tradición que se remonta a los místicos españoles y que se sigue utilizando hoy en día en muchos de los poetas con temáticas religiosas. En este poemario Sicilia prescinde del uso de algunos signos de puntuación; se observan poemas que fluyen libremente hasta llegar al punto.
El texto está dividido en tres partes: “Las cuentas en los dedos”, donde hace una clara referencia al Rosario y a los misterios de gozo, dolor y gloria; “La noche de lo abierto” y “La estría en el yermo”, segunda y tercera parte respectivamente.
El mismo autor en una entrevista aclara que “Las cuentas en los dedos”, que en un principio lo tituló “Misterios”, “está compuesto por 15 poemas divididos en grupos de 5 que aluden a las cinco meditaciones que hay en cada uno de los cinco misterios del Rosario: los gozosos (“Gozo”); los dolorosos (“Dolor”); los gloriosos (“Gloria”). “Dejé a un lado los Luminosos que introdujo Juan Pablo II porque quería moverme en los misterios que forman el Rosario durante siglos…” (Jiménez Serrano, 2009: 113).
“Las cuentas en los dedos” se centra en la encarnación, que es uno de los misterios de la tradición cristiana; es una clara referencia al Rosario, como lo observamos en este fragmento del poema “Gozo”:
V
¿Quién habita el misterio de la carne,
el Verbo en su llama nos consume?
No podría decirlo, Hijo del Hombre,
y, sin embargo, en ella está el misterio,
su aparecer de Sí
que al ocultarse en ella devela su hermosura
y nos hace gozar lo inaprensible:
este incendio de Sí llamado carne,
este sentir que sabe de todo lo creado
y al saberse nos sabe, nos revela y nos vincula a ti,
a Su oscura belleza,
pues
¿qué sabríamos de Él sin esta carne,
sin este incendio Suyo y mío en ti?
Recordemos que los misterios del gozo nos hablan de la anunciación, la visitación, el nacimiento, la presentación y Jesús encontrado en el templo.
Una constante en esta parte del libro es la imagen del río, como un fluir inmutable, así mismo la carne como una extensión de Dios; un misterio para el hombre que, en su afán de conocimiento, lo ha convertido en objeto de estudio para la ciencia.
No solo el rio, tiempo incontenible,
sino la carne es un hermoso dios desnudo,
un puente edificado entre el allá y el acá,
débil, a veces fuerte y, no obstante, pleno en sus límites
como una ave tendida al viento,
un signo en el abismo,
no una mera consecuencia de los dioses,
sino Dios mismo en su hueco,
en su presencia retraída
Retoma la historia de Ana, hija de Fanel, quien ha acudido al templo durante gran parte de su vida y se encuentra en él cuando acaece el acto de presentación del Niño Jesús. El poeta resalta la espera de Ana en el templo como un árbol que da frutos. La voz poética apela a Ana, quien vivió en aquellos tiempos en que fue presentado el Salvador
Yo Ana vi y sentí el tiempo desatarse en mis venas
Y fluir como río llenándose de voces
¿Quién habita en el templo?
¿Qué memorias se guardan en sus paredes derruidas?
Yo Ana pude entenderlo porque he visto conozco la
espera y el tiempo que cobija mi carne.
Expresa la omnipresencia de Dios en la naturaleza como el medio para acercase a él.
El misterio de Dios en la Carne; y el error que el hombre ha cometido al pretender encerrarlo en todo un conjunto de signos.
Quién habita el incendio de la carne,
el Verbo que en su lama nos consume?
No podría decirlo, Hijo del hombre,
Y, sin embargo, en ella está el misterio,
Su parecer de Sí
Que en ocultarse en ella devela su hermosura
Y nos hace gozar lo inaprensible:
Este incendio de sí llamado carne,
Más adelante en el poema “Dolor” la voz poética apunta hacia un tono doliente que evoca los Misterios dolorosos del Rosario: oración y agonía, la flagelación, coronación de espinas, camino hacia el Calvario, crucifixión y muerte; así mismo rememora a la noche oscura de San Juan de la Cruz:
A las puertas del templo me senté a llorar,
mientras pienso en el Dios ausente
y en mi fe que ha quedado en tinieblas,
tiempo en las sombras, tiempo detenido
y huesos secos en la tierra seca
removido tan sólo por agencias de entierros
- ¡Quien es éste que soy y no lo reconozco?
Así mismo la voz poética se asume crítica ante la falta de coherencia entre “palabra” y “obra” dentro de la Iglesia como institución integrada por hombres. Y también se refiere a la muy frecuente relación monetaria entre esta institución y la burguesía.
En el poema II de los poemas del dolor retoma la referencia bíblica del episodio del monte Getsemaní, en que Jesús pide a los apóstoles que velen y oren. Asimismo expresa la falsa fe que se ve en las iglesias, y que se trata de contener en “estampas”; la ausencia de Dios en dicha institución.
¿Quiénes son ésos dime, que duermen en la tarde?
¿Alguna vez estuve con ellos en un sitio?
Sí, sí estuve con ellos,
Pero cuando los veo en el templo desierto
Ya no los reconozco, como si hubieran muerto
“Oren conmigo, oren
Porque la noche llega y ya no escucho al Padre.”
En el poema III aborda la muerte de Jesús como una alegoría,una muerte espiritual en cada uno de los seres humanos.
No recuerdo a que vine.
Aún no ha oscurecido,
Pero dicen que pronto llegara la noche
En el poema “Gloria” retoma los misterios gloriosos que son la resurrección, la ascensión, la venida del espíritu santo, la asunción y la coronación:
Un viento aparto suave tus cabellos
Y el Tú nos contempló tras la mirada
El día de la Ascensión
Nos tocaba en los ojos
En el uno y el otro nos amaba
Nos decia el misterio por los labios
Y ascendimos
Como fuego en el viento
Como un rezo en las bóvedas del templo
Ascendimos
El día de la Ascensión
El panel 2 intitulado “La noche de lo abierto” está formado por nueve poemas, e inicia con su Ars poética, “el Cetáceo”, que nos remite al pasaje bíblico de Jonás y la ballena, y donde podemos observar los términos que el poeta utiliza para nombrar a cristo, utiliza el ojo y el mar como símbolos de Dios. “El cetáceo”. Alusión a Jonás y la ballena. El tema principal es la omnipresencia de Dios.
En el helado mar de fondo sü ojo me contempla
más terrible que el ojo del arcángel incrustado en sus alas,
más frío me contempla,
sin parpados me acecha
de tarde, de mañana,
me acecha al medio día
cada noche
en el oscuro mar de fondo.
En el poema “Mater amabilis” presenta a María como intercesora entre Dios y el ser humano. Muestra la otra cara de Dios, un dios duro y severo que puede castigar.
Sí, antes de ella, él estaba con nosotros
velado bajo el agua de su vientre;
después de ella. Él está en nuestra noche
con su savia que sube por las venas como un río sin fin,
un inmenso paisaje sin voz en la fatalidad de la noche.
Qué nos queda después sino aguardar,
la espera de la amada;
no la madre, sino ella, que se dice la amada;
ella, el dios sometido a la carne,
a la compasión y al llamado del otro,
el dios por fin domesticado en la paz de su vientre y de
sus rasgos;
“El otro”. La presencia de Dios en la vida cotidiana; el reconocimiento de Él y conocer el misterio de la carne en el otro. Ver a Dios en el amado, fuera de nosotros:
No es distinto buscar al dios
Que de pronto encontrarlo en los rasgos amados.
Tan cercano estaba,
tan próximo a nosotros,
que pasamos ante él sin darnos cuenta
como si solo el dios habitara en el cosmos,
en el oscuro espanto de una revelación
donde no hay pausa alguna
sino el terror de ser inabarcable.
En el poema “Lo abierto”, la condición del ser humano, su “autosuficiencia”, su objetivo de permanecer en este mundo como consecuencia de la angustia producida por el desconocimiento de los que hay “más allá”.
Sólo el amor nos salva de la angustiosa fuga hacia adelante,
Como si en los contornos de lo amado lo Abierto se cerrara
Y el hueco de la carne encontrara el reposo en lo creado
Y ni viera la muerte.
En el poema “ El superviviente” reflexiona sobre el un mundo interpretado, un universo donde lo abierto se ha convertido en un signo que hay que descodificar y que, sin embargo, siempre dejará sombras y dudas tras de sí; un cosmos en el que sobresale la ausencia de Dios.
Toda ausencia es atroz
y, sin embargo, habita como un hueco que viene de los
muertos,
de las blancas raíces del pasado,
¿Hacia dónde volverse?
¿hacia Dios, el ausente del mundo de los hombres?
¿hacia ellos que lo han interpretado hasta vaciarlo?
¿Hacia dónde volverse que nos revele el hueco,
El vacío insondable de la ausencia?
Hacia ellos, los muertos, que guardan memoria
Saben que no estamos contentos en unh mundo
Interpretado.
En “El límite” se presenta al Dios hecho carne como forma de reconocernos en los otros:
¿Quién es ese que miro en el espejo?
¿Soy yo, acaso yo?
O tan solo es el cuerpo que me envuelve presente en los ojos
Del otro;
Un rostro inhabitado
Como el azogue helado en el que me contempla?
En “La transfiguración” expone la preocupación del ser humano extraviado en un mundo interpretado, en el que nadie cree en nada, y en el que el amor se ofrece como solución puesto que todos amamos y en cada acto de amor hay la esperanza de una “salvación”. Y retoma los evangelios de San Mateo 17, 1-6:
Estar aquí ya es bastante
No porque existe el gozo de la dicha
-solo un cambio de luces en medio de la noche-
Mas porque todo aquí extrañamente nos reclama como a
Sus mensajeros,
-a nosotros más mortales que todas las criaturas-
Como si en nuestra carne, que sabe del destino,
El mundo descubriera el llamado inefable y pidiera su
Transfiguración.
En “Atmósfera” nos habla de la presencia del Ruaj en la Carne. En el diccionario se menciona al Ruaj en hebreo como sinónimo de pneuma en griego que significa alienti, espíritu, sin embargo definirlo o explicarlo es más complicado de lo que parece. Es aquí cuando la poesía logra nombrar lo inexplicable:
Entonces hubo el ruaj sobre la nada,
Sobre ti lo dijisite,
El pneuna respiraste
-un decirse de sí sobre sí mismo,
Una articulación que al nombre devuelve,
En un exacto espejo,
Su belleza extendida hacia sí mismo-
Y lo que está en él se hizó afuera:
claridad de la luz
Espejo espejo de mil formas,
Serarquías, umbrales,
Puentes, escaleras,
Pasadizo del verbo hacia los labios,
Y muy a pesar de las críticas, el mismo Sicilia se declara un poeta de la tradición católica, que se inclina por la recreación de pasajes bíblicos y de algunos poetas de otras tradiciones; por eso mismo nos parece interesante indagar la arquitectura con que estos poemas han sido recreados por el poeta.
Su formación católica lo convierte en un buscador de Dios dentro de sí pero también afuera, es decir, experimentar la experiencia divina no solo dentro de sí, sino también fuera de sí mismo, como lo observamos en “El otro”:
No es distinto buscar al dios
que de pronto encontrarlo en los rasgos amados.
Tan cercano estaba,
tan próximo a nosotros,
que pasamos ante él sin darnos cuenta,
como si sólo el dios habitara en el cosmos,
en el nocturno espanto de una revelación
donde no hay pausa alguna
sino el terror del ser inabarcable.
Más adelante en “La transfiguración”, poema con una referencia bíblica (Mateo 17, 1-17), recrea la transfiguración de Cristo frente a sus apóstoles:
Estar aquí ya es bastante,
no porque exista el gozo de la dicha
-solo un cambio de luces en medio de la noche-,
mas porque todo aquí extrañamente nos reclama como a
sus mensajeros.
-a nosotros, más mortales que todas las criaturas-,
como si en nuestra carne, que sabe del destino,
el mundo descubriera el llamado inefable y pidiera su
transfiguración.
El panel 3 “La estría en el yermo”, está dividido en cuatro partes. Muestra el mundo redimido. Retoma el “en medio del camino de nuestra vida” de Dante, momento en que se encuentra con la posibilidad de hallar el camino de la redención teniendo como guía, al igual que en La divina comedia, a Beatriz
El título del panel nos remite a la aridez y al desierto, que a su vez son símbolos que nos aducen a la devastación, sequedad, soledad necesaria, antes de llegar a la purificación, como lo observamos en el poema IV:
Aquí no hay infierno-dijo el tercero,
al que a veces veíamos,
arrebujado tras su capa parda-;
aquí no hay infierno,
sino un hueco en la roca que miran los que tienen ojos
y oye el que tiene oídos;
aquí no hay infierno,
sino una larga estría dejada sobre el yermo
Su preocupación religiosa lo lleva a utilizar una serie de recursos estilísticos, como son los procedimientos reiterativos, y observamos también el uso de metáforas, preguntas retóricas, anáforas, imágenes y símbolos. Así lo observamos en este fragmento del poema II, panel 3, y en el que se aprecia otro tema tratado por el poeta con persistencia: el anonadamiento o la privación voluntaria.
En el silencio está el principio
y en la palabra el fin y viceversa:
así el silencio se mueve en lo oscuro
y oscuro es el dios,
oscura su presencia,
oscura su palabra contenida que aletea en lo oscuro,
donde el vacío se abre de repente
como un grito de amor en la faz del abismo,
como un hueco en la nada,
un suave retraerse del dios y del oscuro
en el desatamiento del silencio.
Y del vacío el verbo resonando de dios,
el silencio hecho canto en la palabra.
En el poema III de ese mismo panel insiste en el retraimiento de Dios, contenido en la teología del vacío. Retoma también la interesante expresión “polvo eres, polvo serás”; y es el hueco, la nada, donde se manifiesta como principio y fin la divinidad.
Hueco, hueco, hueco,
todo viene del hueco,
la palabra y el cosmos,
la luz y la tiniebla,
los espacios vacíos
y las aguas de arriba y las de abajo,
todo viene del hueco
Observamos que a lo largo del texto encontramos la influencia de Rilke, T.S. Eliot y de algunos pasajes de la biblia; asimismo, la voz poética hace uso del símbolo de la oscuridad, que en muchas tradiciones es bajar a las tinieblas para luego ascender a la luz :
II
En el silencio está el principio
y en la palabra el fin y viceversa:
así el silencio se mueve en lo oscuro
y oscuro es el dios,
oscura su presencia,
oscura la palabra contenida que aletea en lo oscuro,
donde el vacío se abre de repente
como un grito de amor en la faz del abismo,
como un hueco en la nada,
un suave retraerse del dios y de lo oscuro
en el desatamiento del silencio.
Y del vacío el verbo resonando de dios
No cabe duda que Sicilia es un autor que siempre se ha movido dentro de la cultura de la tradición, “Yo mismo, a lo largo del tiempo, he declarado públicamente que pertenezco a una tradición muy antigua y a la vez muy moderna para la que la noción de autor no existe y a través de la cual el poeta, “la voz de la tribu”, decía Mallarmé, dialoga con la Tradición y la reactualiza para otros” (Sicilia, 2009).
Es interesante anotar las reflexiones vertidas en el texto arriba mencionado, donde responde a la acusación pública de plagio emitidas Evodio Escalante en contra de la obra galardonada, en donde el crítico expone:
“Abono mi desconcierto señalando los pasajes de Tríptico en el desierto en los que me ha sido posible detectar este tipo de apropiaciones, y sin ignorar que puede haber muchas más. Son sólo ilustraciones de algo que merecería meditarse, pues el asunto de la paráfrasis también incluye el tono general del poema, ciertas disposiciones estróficas y los asuntos abordados. ¿Se trata meramente de una paráfrasis? ¿O más bien de un pastiche? ¿Desde cuándo es válido tomar un poema de Celan, o de cualquier otro poeta conocido o por conocer, cambiar algunas palabras, introducir cambios al gusto y adobar pasajes, y firmarlo tan campante como si fuera propio?” (Escalante, 2009).
Asimismo Luis Vicente De Aguinaga, quien junto a María Baranda y Francisco Hernández fungiera como jurado en el Premio Aguascalientes 2009, reflexiona al respeto:
“Que la “teología del vacío” no sea novedosa ni original de Sicilia importa muy poco. Lo que importa, más bien, son las vías por las que percibe semejante abstracción y se apropia de su sentido gracias a un ritmo, gracias a una respiración, gracias a una percepción sensorial más que a una concepción del mundo. Conviene subrayar cómo Sicilia se adueña del pensamiento del tsimtsum en palimpsesto, como traduciendo y reescribiendo un texto anterior”
Efectivamente Sicilia es un escritor formado en la perceptiva del Siglo de Oro español. Además de ser católico por tradición familiar y por convicción propia, lector incansable de Celan, Rilke, Dante, de la teoría del Tsimtsum en Palimpesto, de la teología del vacío, ha estado influenciado también por las lecturas de personajes como Giuseppe Lanza del Vasto, de Mahatma Gandhi y de Iván Illich.
En relación a Tríptico en el Desierto, podemos afirmar que, a diferencia de su producción anterior, está escrito con un tono más coloquial; observamos cómo el sujeto lírico deja atrás su inclinación por el lenguaje retórico y el versotradicional de la lírica española, para sorprendernos con la utilización del verso libre; aunque, por otro lado, seguimos observando su inclinación por la intertextualidad y la profunda inquietud religiosa que ha caracterizado toda su producción literaria.
Hay quien afirma que “en la producción anterior a Tríptico el autor había mantenido su estilo inclinado hacia una recreación de la canción alirada y de la silva italiana con leves cambios en su estructura. Un autor considerado por la crítica como una voz poética con formas predeterminadas con una clara inclinación por el soneto, rima consonante entrelazada y pareada.” (2009:113)
En una entrevista con Ricardo Venegas, Sicilia reafirma lo anterior “soy un poeta que no puede escribir sin métrica. No he alcanzado a conquistar la rigurosa libertad que me permite escribir eso que equivocadamente llaman verso libre” (Ricardo Venegas, entrevista con Javier Sicilia, 22 de abril del 2007).
En Tríptico en el desierto, publicado en 2009, sorpresivamente el autor incursiona en verso libre, con un tono más coloquial y conservando el tono místico que lo ha caracterizado a lo largo de toda su trayectoria.
Temática que ha predominado a lo largo de su obra es el paso del tiempo, la fugacidad de la vida o la inevitabilidad de la muerte:
Así, sin saberlo, cantamos el mundo en Dios
Y mostramos lo dichosas que pueden ser las cosas,
nuestras y sin pecado; como en su ingenuidad y su dolor
se transfiguran de pureza
para elevarse a lo invisible
Y cumplir la esperanza de su reclamo en nosotros.
Bibliografía
1.- Sicilia, Javier. Tríptico en el desierto, México, Ediciones Era/ Instituto Nacional de Bellas Artes/Instituto de Cultura de Aguascalientes, 2009.
2.- Jiménez Serrano Martín. El lenguaje místico de Permanencia en los puertos de Javier Sicilia, Tesis para obtener el grado de Maestro en Letras Mexicanas. UNAM. 2009.
3.-Escalante Evodio. Sicilia y la apropiación del recurso poético. 16 de mayo 2009. Periódico Milenio. http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/8576299
4.- Sicilia, Javier. Respuesta a un pequeño burgués. 23 mayo de 2009. Milenio Diario http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/8580059.
5.- Venegas Ricardo. El reflejo del espíritu, entrevista con Javier Sicilia. Jornada semanal No. 633. 22 abril 2007. http://www.jornada.unam.mx/2007/04/22/sem-ricardo.html.
6.- De Aguinaga, Luis Vicente. Pronto llegara la noche: Tríptico del desierto. Critica Revista cultural de la Universidad Autónoma de Puebla. Martes 19 de mayo 2009.